Aunque
puede sonar contradictorio, dormir las ocho horas de rigor no es
sinónimo de un buen
descanso.
En un elevado porcentaje de noches no logramos el ansiado sueño
profundo que necesitamos para levantarnos con las pilas totalmente
cargadas.
En
este sentido, en lo que al sueño respecta cuenta
tanto la cantidad como la calidad,
a pesar de que nuestra estancia en la cama no lleve implícito un
sueño reparador. Y es que una óptima calidad del sueño nos ayuda
a prevenir
los síntomas depresivos,
ciertas enfermedades como la diabetes, e incluso a reducir el riesgo
de sufrir problemas cardiovasculares Pero, como dice la
expresión,dormir pierna suelta también resulta importante porque
nos impulsa a arrancar el día con una mayor energía.
Algunas
pautas para que al levantarnos nos encontremos más activados pueden
resumirse en:
Combatir
la apnea del sueño.Y
este punto pasa por mejorar nuestra respiración. Si padeces la apnea
del sueño, debes saber que ésta viene provocada por un tejido de la
garganta que obstruye el paso del aire, generando pausas
en la respiración o respiraciones superficiales.
Esto hace que el oxígeno no llegue al cerebro, se incremente la
frecuencia cardiaca y se reduzcan las reservas energéticas. En otras
palabras, pasamos de un sueño profundo a un sueño liviano, lo que
hace que arrastremos el cansancio a lo largo del día.Una buena
fórmula para evitar la apnea del sueño consiste en cambiar nuestra
postura
al dormir,
por ejemplo ponernos de costado. O también reposar la cabeza sobre
un par de almohadas, ya que esa inclinación permitirá que el aire
fluya y pase por los pulmones.
No
ingerir bebidas alcohólicas.
Siempre se ha dicho que tomarse un vaso de vino en la cena puede
venir muy bien para conciliar el sueño de forma más rápida. Sin
embargo, con el paso de las horas, las bebidas alcohólicas se
convierten en estimulantes, por lo que es muy posible que nos
despertemos en plena noche, y nos cueste volver a coger el sueño. Lo
más recomendable se centra en imponernos una rutina que estimule el
sueño. Es por ello que una ducha tibia, un vaso de leche templado, o
una infusión de camomila o manzanilla son buenas opciones para
lograr una buena calidad de sueño.
Evitar
las cenas copiosas. La
premisa debe ser cenas saciantes, pero no indigestas. Partimos de la
base de que se puede comer de todo, pero siempre poniendo
freno a las grasas y a las proteínas.
También hay que descartar las especias y los alimentos flatulentos,
como por ejemplo las legumbres o los pimientos. Nuestro menú para la
cena debe ser más bien ligero con platos ligeros, tales como el
pescado. También las ensaladas son una opción recomendable. Por
otro lado, si eres de los que te despiertas varias veces para orinar,
lo aconsejable es que bebas poca
agua durante
la cena, y evites
comer productos diuréticos.
Ser
riguroso con los horarios de entrenamiento.
Si tienes la rutina de entrenar a última hora del día, debes tener
en cuenta que el organismo necesita un plazo mínimo de tres horas
para que reduzca la alta temperatura interna y recupere la frecuencia
cardiaca normal. Está claro que no debes dejar de entrenarte, porque
el ejercicio nos ayuda a mejorar la calidad del sueño, pero siempre
planificación las sesiones en un horario adecuado. Lo aconsejable es
hacer ejercicio cuatro
o cinco horas antes de acostarse.
Estas
recomendaciones nos ayudarán a dormir del tirón, proporcionando un
mejor descanso, y a amanecer con más energía. Así que a lo dicho,
felices y dulces sueños.
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