lunes, 4 de febrero de 2013

El sueño en la planificacion deportiva


Aunque puede sonar contradictorio, dormir las ocho horas de rigor no es sinónimo de un buen descanso. En un elevado porcentaje de noches no logramos el ansiado sueño profundo que necesitamos para levantarnos con las pilas totalmente cargadas.
En este sentido, en lo que al sueño respecta cuenta tanto la cantidad como la calidad, a pesar de que nuestra estancia en la cama no lleve implícito un sueño reparador. Y es que una óptima calidad del sueño nos ayuda a prevenir los síntomas depresivos, ciertas enfermedades como la diabetes, e incluso a reducir el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares Pero, como dice la expresión,dormir pierna suelta también resulta importante porque nos impulsa a arrancar el día con una mayor energía.

Algunas pautas para que al levantarnos nos encontremos más activados pueden resumirse en:

Combatir la apnea del sueño.Y este punto pasa por mejorar nuestra respiración. Si padeces la apnea del sueño, debes saber que ésta viene provocada por un tejido de la garganta que obstruye el paso del aire, generando pausas en la respiración o respiraciones superficiales. Esto hace que el oxígeno no llegue al cerebro, se incremente la frecuencia cardiaca y se reduzcan las reservas energéticas. En otras palabras, pasamos de un sueño profundo a un sueño liviano, lo que hace que arrastremos el cansancio a lo largo del día.Una buena fórmula para evitar la apnea del sueño consiste en cambiar nuestra postura al dormir, por ejemplo ponernos de costado. O también reposar la cabeza sobre un par de almohadas, ya que esa inclinación permitirá que el aire fluya y pase por los pulmones.

No ingerir bebidas alcohólicas. Siempre se ha dicho que tomarse un vaso de vino en la cena puede venir muy bien para conciliar el sueño de forma más rápida. Sin embargo, con el paso de las horas, las bebidas alcohólicas se convierten en estimulantes, por lo que es muy posible que nos despertemos en plena noche, y nos cueste volver a coger el sueño. Lo más recomendable se centra en imponernos una rutina que estimule el sueño. Es por ello que una ducha tibia, un vaso de leche templado, o una infusión de camomila o manzanilla son buenas opciones para lograr una buena calidad de sueño.

Evitar las cenas copiosas. La premisa debe ser cenas saciantes, pero no indigestas. Partimos de la base de que se puede comer de todo, pero siempre poniendo freno a las grasas y a las proteínas. También hay que descartar las especias y los alimentos flatulentos, como por ejemplo las legumbres o los pimientos. Nuestro menú para la cena debe ser más bien ligero con platos ligeros, tales como el pescado. También las ensaladas son una opción recomendable. Por otro lado, si eres de los que te despiertas varias veces para orinar, lo aconsejable es que bebas poca agua durante la cena, y evites comer productos diuréticos.
Ser riguroso con los horarios de entrenamiento. Si tienes la rutina de entrenar a última hora del día, debes tener en cuenta que el organismo necesita un plazo mínimo de tres horas para que reduzca la alta temperatura interna y recupere la frecuencia cardiaca normal. Está claro que no debes dejar de entrenarte, porque el ejercicio nos ayuda a mejorar la calidad del sueño, pero siempre planificación las sesiones en un horario adecuado. Lo aconsejable es hacer ejercicio cuatro o cinco horas antes de acostarse.
Estas recomendaciones nos ayudarán a dormir del tirón, proporcionando un mejor descanso, y a amanecer con más energía. Así que a lo dicho, felices y dulces sueños.






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