Planificar
qué comeremos en casa a lo largo de la semana nos permite reducir
las posibilidades de que el azar decida nuestras ingestas, y por
ello, la planificación es un arma para comer sano y en casa. Hoy te
contamos cómo puedes planificar un
menú saludable.
LA
DISTRIBUCION LO PRIMERO
Para
comenzar a planificar un menú siempre debemos tener u objetivo. En
este caso, nos planteamos
planificar un menú equilibrado, nutritivo y sin carencias ni excesos
es decir, saludable. Para lo cual lo primero que debemos tener en
cuenta es en cuántas comidas o ingestas distribuiremos nuestro menú
diario.
Dado
que saltar comidas así como pasar muchas horas sin comer no es
aconsejable si queremos cuidar las cantidades y proteger a nuestro
cuerpo de la falta de energía y nutrientes, lo ideal es organizar un
menú distribuido en 4 a 5
comidas diarias.
Podemos
planificar desayuno, comida o almuerzo, merienda y cena o bien,
incluir una pequeña ingesta entre el desayuno y la comida si la
primer comida del día la realizamos mucho antes de la del mediodía.
Con
una distribución ya decidida, debemos tener en cuenta lo que nuestra
cultura ha marcado que se destina al desayuno, así como también al
resto de las comidas, y por supuesto, no dejaremos de considerar
aquellos aspectos que vuelven a nuestro
menú saludable.
¿COMO
LOGRAR UN MENU SALUDABLE EN CASA?
Teniendo
ya establecida la distribución de nuestro menú, iniciaremos la
planificación
destinando tiempo y creatividad a cada comida. Comenzaremos por el
desayuno y continuaremos por la comida, la merienda y la cena.
Nuestra
cultura establece que las comidas se componen de algún líquido, de
preparaciones que pueden ser frías o calientes, saladas o dulces.
Por lo tanto, a nuestra preferencia podemos decidir teniendo en
cuenta que para que las comidas sean completas nutricionalmente
hablando deben contener:
- Proteínas:
pueden derivar de lácteos o bien de carnes y derivados, huevos o en
el caso de vegetarianos, legumbres
- Hidratos
o cereales:
pueden ser provistos por un pan, galletas, cereales de desayuno,
harinas y derivados, pastas u otros.
- Grasas
buenas:
pueden derivar del aceite de oliva, de aceitunas, de frutos secos o
aguacate, así como de pescado azúl.
- Líquidos:
podemos obtener líquido preferentemente del agua o de otras bebidas
como por ejemplo la leche, el café, té, zumos naturales.
- Vitaminas
y minerales:
pueden ser provistas por diferentes alimentos, aunque una buena forma
de sumar micronutrientes es incorporar frutas y/o verduras a las
comidas de nuestro menú
Así,
un desayuno puede ser un tazón de yogur con avena, plátano y nueces
acompañado de un zumo de naranja o también puede ser un vaso de
leche con tostadas con aceite de oliva y tomate.
De
cada grupo de los nutrientes antes dichos debemos escoger un alimento
y podemos combinarlos con otros para elaborar una comida diferente
cada día.
Para
las pequeñas ingestas como la media mañana podemos escoger
simplemente una fruta, un vaso de leche, un yogur o bien un puñado
de frutos secos o una tostada con queso.
Para
las comidas es importante tener en cuenta que en ellas se deben
concentrar la mayor parte de las calorías diarias, por eso, todos
los nutrientes deben estar presentes
como lo expresamos antes si queremos un almuerzo completo. Así,
vamos variando las fuentes de hidratos así como las fuentes de
proteínas y grasas para diversificar
las preparaciones
de nuestro menú.
Por
ejemplo: el lunes comemos arroz
con almejas,
el martes es día de pasta
con brócoli y pollo,
mientras que el miércoles comemos tarta
rústica de ricotta y calabacín.
Debemos
usar la creatividad, recurrir a nuestras recetas preferidas y
controlar que incluyamos todos los nutrientes en cada comida,
mientras damos variedad al menú con buenos nutrientes.
LO
QUE NO DEBEMOS OLVIDAR PARA UNA BUENA PLANIFICACION
Para
que la planificación de un menú saludable de excelentes resultados,
no debemos olvidar:
- Realizar
la compra
en función del menú semanal, de manera de que no falten
ingredientes al momento de cocinar.
- Emplear
ingredientes de temporada
para que así el menú sea de mejor calidad nutricional y sensorial,
así como también con menor precio.
- Variar
los métodos
de cocción,
limitando a una frecuencia de una o dos veces por semana las frituras
y teniendo en cuenta que una fritura
bien hecha
siempre es más saludable
- Utilizar
las cantidades
apropiadas
de cada ingredientes para cocinar la cantidad justa o para cocinar y
congelar si queremos facilitar las tareas.
- Realizar
el menú para una semana
entera o dos semanas
e ir alternando los mismos. Podemos cambiar la comida o la cena de un
día por la comida y/o cena de otro sin inconvenientes.
- Supervisar
cada día qué comeremos al
día siguiente
según la planificación, para corroborar que no falten ingredientes
o para adelantar trabajo si es posible.
Con
estos trucos tú mismo puedes
planificar un menú saludable
y así, mejorar la calidad de tu dieta así como el costo de la
misma.
Planificar
te ayudará a comer más en casa, a controlar mejor que no falten
nutrientes y sobre todo, a ordenarte para que no falte oportunidad de
cocinar un plato sano.
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