Siempre
se dijo que el vino ahoga las penas, pero ¿qué tal si aparte
también fuera un potente agente anticancerígeno y
antienvejecimiento, a la vez que antiinflamatorio y protector
cardíaco? Pues es cierto: todo ello se debe a una sustancia, el
resveratrol. Es una sustancia presente en el pellejo de las uvas y en
productos derivados como vino, mosto y en otros alimentos como las
ostras, los cacahuetes y las nueces. Posee propiedades antioxidantes
y anticancerígenas. Por tanto, los alimentos y bebidas que contienen
esta sustancia se consideran como saludables.
Un
estudio realizado por la Escuela de Medicina de Harvard y por el
Instituto Nacional del Envejecimiento ha demostrado que consumir vino
tinto –siempre de una forma inteligente– tiene muchos beneficios.
De hecho, desde hace tiempo los científicos saben que una moderada
ingesta de tinto se relaciona con un bajo riesgo de problemas
cardiovasculares. Sin embargo, hasta tiempos recientes no se había
profundizado en la investigación del resveratrol en la esperanza de
vida.
Tomar
dos copas de vino tinto equivale a 400 mg de extracto de uva. En un
litro de vino tinto se pueden encontrar de 1,5 a 3 miligramos de
Resveratrol. Sin embargo, para los no muy proclives a empinar el
codo,desde mi blog os recomiendo,
una alternativa natural para la ingesta de esta sustancia y no tener
que privarse de sus múltiples beneficios es el resveratrol.
En
definitiva el resveratrol tiene como principal actividad impedir el
desarrollo de células cancerígenas y destruir las ya existentes,
protección ante enfermedades cardiovasculares, y fuerte acción
contra el envejecimiento.
Dado
que las dosis de resveratrol que presentan los frutos son muy bajas y
habría que ingerir muchísimos (algo contraproducente en el caso del
vino tinto por el efecto del alcohol) lo podemos encontrar en
cápsulas con una alta concentración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario