jueves, 23 de enero de 2014

LA CONSTANCIA SIEMPRE DA SUS FRUTOS!!

La ilusión y el optimismo son dos aspectos que en mi opinión, van unidos a la
hora tanto de desarrollarnos en un puesto de trabajo como en nuestro día a día,
los cuales hay que sumar a la constancia. Debemos ser constantes y valorarnos
a nosotros mismos y lo que podemos ofrecer.
Los cambios en la superación personal nunca se producen de manera súbita.
Requieren de un proceso. Avanzamos a pequeños pasos. Nunca conseguirás
cambios, mejorando tu vida, de un día para otro. Por eso es necesario adquirir
hábitos, mecanismos que te permitan mantener la constancia en el empeño.
Pensar en positivo. Si no consigues alcanzar el objetivo, beneficios a corto
plazo, debes saber enfocar la atención en lo importante para no desanimarte.
Hay dos pasos para mantener la constancia hacia los objetivos:

LO PRIMERO es aprender a NO concentrarse en lo NO deseado. Es una
reacción normal quedar bloqueados en el fallo, sea cual sea. Una vez se ha
tomado la determinación de alcanzar algo, esa debe ser nuestra única meta. Ya
no debes volver a poner tu atención en lo que no deseas, sino en lo que quieres
conseguir. Si son deudas, por ejemplo, organízate para salir de ellas. Crea un
plan, cambiar de trabajo, mejorarlo, ajustar tus gastos y presupuesto, o lo que
sea. Y a partir de ese momento céntrate en ello exclusivamente. No debes
volver a pensar en deudas.
Centrarte en los objetivos, en la solución, no en lo que no deseas. Si no lo haces
así, perderás el tiempo y la energía en lo que ya no te interesa, y lo atraerás. Y te
apartarás del camino que has trazado, antes de empezar. Aplícalo a cualquier
campo, relaciones, tu cuerpo, tu trabajo, tu vida. Aprende a automatizar la
reacción de enfocar lo que te has propuesto cada vez que te descubras volviendo
a caer en el error. Y no te sientas culpable. No eres culpable, eres responsable. Y
ya has asumido la responsabilidad. Preocúpate de solucionarlo, no de
culpabilizarte. No pierdas más tiempo inútilmente.
LO SEGUNDO es dar valor a los pequeños avances o al esfuerzo que
realices para conseguirlo. Si quieres cambiar la relación con tu pareja, y no
volver a enzarzarte en discusiones, valora el esfuerzo que te suponga. Y si
vuelves a caer, fíjate en sí, al menos, te has dado cuenta. Aunque no lo hayas
podido evitar. El solo hecho de haber sido consciente, significa que algo ha
cambiado en ti. Tu subconsciente, las conexiones neuronales que se activan de
modo reflejo, llevan años reforzándose. No puedes alterarlo de golpe.
Es humano fallar, pero si empiezas a agradecer el hecho de haberte dado cuenta,
fortaleces tu propia convicción. Se comienza mintiendo, porque no te lo acabas
de creer, pero la repetición hará que se convierta en cierto. Generamos la
realidad en nuestro interior, nuestros pensamientos se pueden convertir en
creencias, se puede aprender a admitirlos como verdaderos. Si lo ves como un
avance, esa sensación se hará más y más fuerte.
lo segundo es dar valor a los pequeños avances o al esfuerzo que realices para
conseguirlo. Si quieres cambiar la relación con tu pareja, y no volver a
enzarzarte en discusiones, valora el esfuerzo que te suponga. Y si vuelves a
caer, fíjate en sí, al menos, te has dado cuenta. Aunque no lo hayas podido
evitar. El solo hecho de haber sido consciente, significa que algo ha cambiado
en ti. Tu subconsciente, las conexiones neuronales que se activan de modo
reflejo, llevan años reforzándose. No puedes alterarlo de golpe.
Es humano fallar, pero si empiezas a agradecer el hecho de haberte dado cuenta,
fortaleces tu propia convicción. Se comienza mintiendo, porque no te lo acabas
de creer, pero la repetición hará que se convierta en cierto. Generamos la
realidad en nuestro interior, nuestros pensamientos se pueden convertir en
creencias, se puede aprender a admitirlos como verdaderos. Si lo ves como un
avance, esa sensación se hará más y más fuerte.
Y la próxima vez, a lo mejor callarás en lugar de ponerte a gritar, aunque creas
tener razón. Porque tú has lo decidido. Porque te has comprometido a mejorar
tu relación. Porque el cambio está en tu mente. Y porque no es tu pareja la que
debe transformarse. Eso sólo ocurrirá si vuelve a ver en ti a una persona en
quien confiar. Ni tampoco las circunstancias, ni el gobierno, ni la crisis, ni la
mala suerte, ni tu metabolismo, ni el destino, ni el impresentable de tu jefe, ni tu
desgraciada infancia, ni nada ni nadie. Y te dejarás de tonterías y de hacer pagar
a todo lo de afuera de tu situación, de buscar culpables. A no ser que quieras
continuar como siempre.
Y aunque no consigas grandes cambios, empezarás a alegrarte por los pequeños
pasos. Por cada escalón que subes y que te aleja de la infelicidad. Te
acostumbrarás a verte mejorando tu vida. De igual modo que un atleta disfruta
levantando grandes pesas con su desarrollada musculatura, al principio le costó
iniciarse sin el físico ni la costumbre del entreno. Y ese esfuerzo, ese sacrificio
sin la compensación de ver resultados, fue el cimiento del éxito posterior. Por
eso es muy importante valorar tu implicación, tu coraje, tu trabajo y tus
mejoras, por insignificantes que te parezcan. Pues no lo son, son las etapas en el
camino a tus sueños.
Llegará un momento en que ese jefe impresentable que amargaba tu existencia,
dejará de obsesionarte. Habrás ido concentrando tu energía en la solución que te
hayas propuesto. En hacer tu trabajo sin preocuparte, en formarte para cambiar
de empleo o en dejar de aceptar sus mezquindades. Y un buen día, te
descubrirás riéndote del pobre hombre, que bastante desgracia tiene en ser
como es. Porque al enfocarte en los objetivos y no en él, perderá importancia,
saldrá del foco, y dejará de ser parte de tu vida. De la vida que TÚ has elegido.
Tomar la decisión de cambiar, clarificar los objetivos, valorar el esfuerzo y los
pequeños avances, te llevarán a la constancia. Y con la constancia el camino de
la superación personal se irá haciendo más y más cuesta abajo. Y tu existencia
dejará de ser un valle de lágrimas, y se transformará en una constante y alegre
lucha por tus sueños. Mejorando tu vida. Eso, o seguir arrastrándote
miserablemente quejándote de tus desgracias, ¿Qué eliges?


No hay comentarios:

Publicar un comentario